La historia de Loreto se encuentra en sus paredes. Hace más de 7,000 años, sus habitantes dejaron su huella en pinturas rupestres que se conservan casi intactas hasta hoy en día. Conocidas popularmente como La Pingüica, son Patrimonio de la Humanidad, por lo que solo pueden visitarse con un guía certificado. Este sitio se encuentra a 90 minutos de Loreto y es una aventura todo terreno: hay que ir en un vehículo 4×4 y hacer una caminata en un río seco para poder admirar los petroglifos (rocas talladas) y las pictografías (pinturas en cavernas).
Las misiones de Loreto cuentan el resto de su historia: enormes edificaciones que marcan el devenir del tiempo y narran cómo los jesuitas buscaron difundir su fe. En su momento, Loreto fue la capital de Las Californias; Baja California contaba con 18 misiones, de las cuales al menos diez se mantienen en pie. Aunque son imponentes, en común todas conservan una arquitectura sobria y elegante, nuevamente, muestra del carácter que distingue a este destino.
En el corazón del pueblo encontrarás la Misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó, la cual se fundó en 1697 por Juan María de Salvatierra, quien, con escasos recursos, logró comenzar la cristianización de la región. También vale la pena aventurarse 30 kilómetros más para llegar a la Misión de San Francisco Javier de Viggé-Biaundó, una joya arquitectónica que conserva un gran retablo de madera tallada dedicado a San Francisco Javier.