De Finde

Loreto, la simplicidad del paraíso

Por Marco Garófalo
Por: Diana Olvera Dander

Sus playas con aguas color índigo y arena clara, sus calles empedradas y la vista a la sierra solo compiten con su cielo, a veces rosa, otras naranja y casi siempre azul. Viajar a Loreto es presionar el botón de reinicio y volver a empezar.

Resguardado por el mar de Cortés y la Sierra Giganta, Loreto es un refugio donde los viajeros disfrutan de una belleza que no necesita adornos y de una sencillez que revela la profunda sofisticación del llamado acuario del mundo. 

Las criaturas más grandes del mundo

Cada año pasan por aquí las ballenas azules. La personalidad de estos cetáceos también define la belleza de Loreto: majestuosa y discreta. A diferencia de otras especies, ellas no ofrecen un espectáculo ni se acercan a los humanos, toman su distancia y vienen huyendo del frío. Entre enero y marzo bajan desde Alaska al Parque Nacional Bahía de Loreto para dar a luz y dejar que sus crías pasen los primeros meses de su vida en aguas más cálidas. 

Dentro de esta reserva natural habitan numerosas especies que van desde lagartijas y bobos de patas azules hasta tortugas y lobos marinos. Y en sus islas Danzante, Coronado, Santa Catalina, Monserrat y Carmen los humanos podemos practicar esnórquel y bucear. 

La Isla de Carmen es peculiar. Se le conoció como Bahía de Salinas, pues era una antigua salinera. Una escuela, una iglesia y hasta un banco forman parte de este pueblo fantasma cuyas aguas varían en su color de acuerdo con la cantidad de algas y salinidad a lo largo del año. 

En Loreto, Baja California Sur,

El contraste entre mar y desierto crea paisajes y momentos para descansar mente y cuerpo. Crédito: Shutterstock.

Entre cuevas y misiones

La historia de Loreto se encuentra en sus paredes. Hace más de 7,000 años, sus habitantes dejaron su huella en pinturas rupestres que se conservan casi intactas hasta hoy en día. Conocidas popularmente como La Pingüica, son Patrimonio de la Humanidad, por lo que solo pueden visitarse con un guía certificado. Este sitio se encuentra a 90 minutos de Loreto y es una aventura todo terreno: hay que ir en un vehículo 4×4 y hacer una caminata en un río seco para poder admirar los petroglifos (rocas talladas) y las pictografías (pinturas en cavernas). 

Las misiones de Loreto cuentan el resto de su historia: enormes edificaciones que marcan el devenir del tiempo y narran cómo los jesuitas buscaron difundir su fe. En su momento, Loreto fue la capital de Las Californias; Baja California contaba con 18 misiones, de las cuales al menos diez se mantienen en pie. Aunque son imponentes, en común todas conservan una arquitectura sobria y elegante, nuevamente, muestra del carácter que distingue a este destino. 

En el corazón del pueblo encontrarás la Misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó, la cual se fundó en 1697 por Juan María de Salvatierra, quien, con escasos recursos, logró comenzar la cristianización de la región. También vale la pena aventurarse 30 kilómetros más para llegar a la Misión de San Francisco Javier de Viggé-Biaundó, una joya arquitectónica que conserva un gran retablo de madera tallada dedicado a San Francisco Javier. 

Todo viaje a Loreto

debe incluir una escapada a Mulegé, un auténtico oasis con mucha historia y playas vírgenes. Crédito: Shutterstock.

El oasis

Mulegé es el municipio vecino de Loreto. Y, al igual que el resto de Baja California Sur, es una maravilla. No solo es una tierra rica y fértil donde se dan dátiles y olivos, sino que también se encuentran un oasis de agua dulce y la Misión de Santa Rosalía. 

Otro de sus referentes es Bahía de Concepción. Su paisaje está compuesto por un desierto, montañas y valles que desembocan en playas cuyas aguas poseen un color azul intenso. El ambiente tranquilo es ideal para los que gustan de viajar en casas rodantes y acampar. 

En un tour a Isla Coronado

Dentro del Parque Nacional Bahía de Loreto, podrás observar la rica vida marina, esnorquelear y, con suerte, nadar entre lobos marinos. Crédito: Shutterstock.

Cocina local

Sería un error no hablar de los sabores de Loreto. Siguiendo su filosofía de sitio discreto, su gastronomía es congruente con sus valores éticos que preservan la naturaleza y respetan la temporalidad de sus ingredientes.  Almejas tatemadas, ceviche de dorado y langosta en salsa de mezcal representan el mar, y los burritos de machaca y los vinos misionales no pueden quedar fuera.

En Loreto, el tiempo transcurre de manera diferente. Su serenidad y belleza provocan una grata sorpresa en el viajero. Su conciencia alejada del bullicio de la vida cotidiana es un privilegio para quienes se aventuren a descubrirlo.

Vuela a Loreto
con Volaris

Volaris opera vuelos directos a Loreto desde Guadalajara y Tijuana.

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