Las viñas de cabernet sauvignon, merlot, shiraz, cabernet franc, petit verdot, tempranillo, malbec y chardonnay, castigadas por el frío, el calor y el viento desértico de Encinillas, forman parte de uno de los mejores viñedos de México. Este valle destaca por las cualidades de su terroir, definido por su suelo arcillo-gravoso y las condiciones climáticas favorables que se dan a 1,560 metros de altitud.
Pero la vitivinicultura no está hecha solamente de condiciones geográficas, pues también requiere de la sinergia entre la mano humana, la tierra y la sabiduría de las plantas. En Encinillas, esta colaboración se da en un marco de profundo respeto a la naturaleza, ya que en la hacienda, además de preservar especies animales en peligro de extinción y otras que anteriormente habitaron sus territorios, se emplean prácticas agronómicas sustentables que permiten aprovechar los recursos, sin alterar la naturaleza del terreno y del ambiente.
La mano del empresario Eloy Vallina Laguera es fundamental en este proceso. Don Eloy cuenta que la afición de producir vino en su Hacienda nació gracias a la idea de unos amigos quienes tenían el sueño de tener un viñedo y hacer vino. Fuentes históricas afirman que la hacienda estuvo habitada por un grupo de franciscanos, y el Señor Vallina pensó entonces que “si estos franciscanos confiaron en las bondades de su tierra, seguramente produjeron vino”. Con esa inspiración en mente, él y sus socios iniciaron el proyecto del viñedo y en 2004 plantaron las primeras vides.