Permiso para aterrizar

Culiacán

El mero corazón de Sinaloa

Por Ivett Rangel

Para quienes buscan descubrir otros parajes en México, esta capital ofrece diversión desde el mar hasta la montaña en un mismo viaje.

En el corazón de Sinaloa se encuentra Culiacán, su capital, una de las ciudades que los viajeros de cepa deben recorrer, pues en un mismo viaje se pueden vivir experiencias tanto urbanas como frente al mar y en montañas boscosas. Este destino insospechado en el que confluyen los ríos Humaya y Tamazula es perfecto para vacacionar en familia. Aquí presentamos los principales atractivos que no deben perderse. 

El Centro

Hay que comenzar a conocer Culiacán por el Centro Histórico. En la Plazuela Álvaro Obregón, la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario es la protagonista. También se encuentra el Palacio Nacional y, a unas manzanas, el Museo de Arte de Sinaloa (Masin), con una de las colecciones más importantes del noroeste de México. 

Las calles Álvaro Obregón y General Ángel Flores son ineludibles para los viajeros, especialmente esta última, ubicada a espaldas de la Catedral, en la cual se encuentra el Paseo del Ángel que, con sus opciones gastronómicas en cafeterías, bares y restaurantes, se convierte en el rincón favorito para dejar pasar el tiempo. 

El nuevo Puente Bimodal, pensado para peatones y ciclistas, enlaza varias zonas recreativas de Culiacán. Crédito: cortesía Secretaría de Turismo de Sinaloa.

La Lomita

La zona centro presume su esplendor incluso por la noche, cuando se ilumina. Y qué mejor forma de disfrutarla que desde el mirador La Lomita. Se puede subir en automóvil por la parte trasera, o bien, poner a prueba la condición física y ascender 144 escalones para conseguir una vista de la ciudad digna de postal. 

Ya en la cima hay que visitar la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, por todos conocida como la Iglesia de La Lomita, cuyos vitrales triangulares narran la historia de la aparición de la Virgen a Juan Diego y la llegada de los españoles a México, los cuales están considerados como los más grandes de Latinoamérica. 

La Lomita es el lugar perfecto para encender la imaginación y remontarse hasta el siglo XV, cuando en lugar de edificios, en la entonces llamada Colhuacan había caseríos dispersos donde habitaban grupos indígenas tahues, tebacas, pacaxes, sabaibos y achires. O bien, avanzar en el tiempo hasta fines del siglo XIX, cuando Culiacán fue una de las primeras ciudades en contar con innovaciones como el telégrafo o la energía eléctrica. En esa misma época llegaron a la ciudad las industrias textiles y los ingenios azucareros, que aprovecharon la fuerza hidráulica de los ríos sinaloenses e impulsaron la construcción de los primeros puentes de acero. 

El Museo Materia se transforma de acuerdo con las exhibiciones que alberga, todas relacionadas con las ciencias, la tecnología o el arte. Crédito: cortesía Secretaría de Turismo de Sinaloa.

Corazón verde

Quizá el lugar más bonito de Culiacán sea el Jardín Botánico, pues nadie parte de esta ciudad sin visitarlo. Este sitio combina la belleza de la naturaleza con arquitectura y 39 piezas de arte contemporáneo, el plan ideal para que todos los integrantes de la familia encuentren un interés propio entre 17 colecciones botánicas diferentes.

En sus 10 hectáreas hay más de mil especies vegetales, incluyendo 300 en conservación que se encuentran en riesgo de desaparecer. Además, este jardín es el hogar de 200 especies de fauna silvestre que salen al paso mientras un guía explica las características de ecosistemas como el bosque tropical, el desierto sonorense o la Colección Bonsái, entre otros. 

Muy cerca de ahí se encuentra el malecón, ideal para continuar el paseo a cualquier hora, aunque hacia el atardecer es mejor. Incluso se puede cruzar alguno de los puentes que van por encima del río Tamazula hacia el Parque Las Riberas y ver desde ahí el ocaso mientras descansa el cuerpo.

El Jardín Botánico de Culiacán concentra especies y ecosistemas representativos del estado de Sinaloa. Es una visita imperdible para toda la familia. Crédito: cortesía Secretaría de Turismo de Sinaloa.

Ciencia y deporte

Culiacán, además de presumir un zoológico y el Parque Ernesto Millán Escalante (la versión culichi del Bosque de Chapultepec), también cuenta con museos únicos en su tipo. El Museo Materia, Centro de Ciencias de Sinaloa, es un rincón que se transforma de acuerdo con las exhibiciones que acoja, todas relacionadas con las ciencias, la tecnología o el arte. En su interior se ubica el Santuario de Bacubirito —dedicado al meteorito que le da nombre—, que al centro cuenta con la esfera LED más grande del país, en la cual se proyecta contenido sobre el cambio climático.

Para sentir la pasión de los culichis por el béisbol y conocer el sabor de la vida local, nada mejor que una visita al Estadio Tomateros. Inaugurado en 2015, con capacidad para 20,000 espectadores, es la casa de los Tomateros de Culiacán y cuenta con un pequeño museo y una tienda de souvenirs. Ingresa a su página oficial (tomateros.com.mx) para revisar si tu visita coincide con alguno de los juegos. El ambiente envuelve hasta al más reacio a este deporte.

Las Barras de Piaxtla, a dos horas en auto de Culiacán, son la escapada perfecta para disfrutar del litoral sinaloense y de su exquisita gastronomía del mar. Crédito: cortesía Secretaría de Turismo de Sinaloa.

En los alrededores

Cerca de la capital, pero dentro del mismo municipio de Culiacán, hay otros atractivos que se pueden visitar en escapada de un día, como Imala, uno de los asentamientos más antiguos en la región. Aquí los viajeros acuden por sus aguas termales y su increíble iglesia de ladrillos de piedra. 

Muy cerca de Imala se encuentra una área rural popularmente conocida como “Narnia”, ya que parece sacada de un cuento. Este paraje, ideal para caminatas y paseos tranquilos en la naturaleza, está al pie de la Presa Sanalona, alimentada por el río Tamazula. Si a tu familia le gusta la aventura, pueden contratar un tour a las Cascadas de San Antonio. ¡Y no olviden el traje de baño!

Chile chiltepín, uno de los sellos culinarios de Sinaloa. Crédito: Shutterstock.

De la montaña al mar

Culiacán es un buen punto de partida para descubrir en automóvil la diversidad de ecosistemas sinaloenses. 

Hacia el norte, por ejemplo, uno puede adentrarse en la Sierra Madre Occidental y descubrir Surutato, con su envidiable horizonte boscoso y su clima fresco. Una vez ahí, hay que dirigirse al Mirador La Nariz, a más de 2,000 msnm. Luego de disfrutar el increíble paisaje verde, se puede hacer un día de campo, practicar senderismo hacia cascadas, lanzarse en tirolesa o conducir cuatrimotos. Al final de un día de gran actividad en la montaña, llega el momento de descansar en las cabañas de madera y quedarse dormido con el arrullo de los sonidos nocturnos del bosque. 

Para esos deseos incontrolables de mar, hay que viajar a Bahía de Altata, a escasos 70 kilómetros de Culiacán, un puerto pesquero en el que se encuentra calma sobre la playa. Si el alma exploradora desea ir más lejos, las opciones se multiplican: la hermosa Bahía de Navachiste, más al norte con rumbo a Los Mochis, o las Barras de Piaxtla, hacia el sur y camino a Mazatlán. 

Aquí, frente al océano Pacífico, es donde se halla otro de los encantos de Culiacán y todo Sinaloa: su gastronomía. Aunque en los sabores de Culiacán reinan el chilorio, los tacos de asada, los tamales de elote con carne y los frijoles puercos, el estado ofrece los más frescos pescados y mariscos, lo cual dificulta cualquier elección ante un menú. Eso sí: lo que nunca debe faltar es el chile chiltepín, uno de los sellos culinarios de Sinaloa. 

Los atardeceres, la diversidad natural, los sabores voluptuosos de la cocina sinaloense, pero sobre todo la amabilidad de los culichis, hacen que uno regrese a casa con ganas de volver al corazón de Sinaloa: el mero Culiacán. 

Chilorios, el plato rey de la cocina de Culiacán. Crédito: Shutterstock.

Vuela a Culiacán

Volaris opera vuelos directos a Culiacán desde Ciudad de México, Guadalajara, Los Cabos, Mexicali, Phoenix y Tijuana.

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