Innovación

Computadoras cuánticas: qué son y para qué se usan los ordenadores más potentes del mundo

Computadoras cuánticas: qué son y para qué se usan los ordenadores más potentes del mundo

Por Nagore Rodríguez

Las computadoras han progresado tanto en los últimos años que en la actualidad ya comenzamos a hablar de las de tipo cuántico. Descubre qué son estos superordenadores y cómo utilizan la tecnología para avanzar hacia el futuro en el terreno de la ciencia.

Las computadoras cuánticas prometen ser las nuevas impulsoras de los avances tecnológicos en muchos campos, desde la ciencia de los materiales hasta la investigación farmacéutica. Por este motivo, muchas empresas han contemplado la posibilidad de invertir en estas supercomputadoras y formar parte de la nueva era de la informática.

Las computadoras cuánticas

Se proyectan a ser las grandes protagonistas de los avances en la ciencia. Crédito: Shutterstock.

¿Qué son las computadoras cuánticas y cómo funcionan?

Estos superordenadores son equipos que aprovechan algunos de los beneficios de la mecánica cuántica para ofrecer grandes avances en cuanto a potencia de procesamiento.

El secreto de estas supercomputadoras radica en su capacidad para generar y manipular bits cuánticos, conocidos como “qubits”.

¿Qué son los qubits y cómo funcionan?

La era de la ciencia no deja de sorprendernos.  A diferencia de las computadoras tradicionales que funcionan con bits (una corriente de pulsos eléctricos que representan unos y ceros en sistema binario) para poder procesar toda la información que transmitimos y recibimos diariamente, las computadoras cuánticas usan qubits. Estas partículas subatómicas proporcionan una potencia de procesamiento exponencialmente superior a los tradicionales bits en el sistema binario de los ordenadores del mercado.

Las computadoras cuánticas

Tienen un funcionamiento y forma muy distintas a los ordenadores tradicionales. Crédito: Shutterstock.

¿Quiénes usan computadoras cuánticas?

Los fabricantes de automóviles como Volkswagen ya utilizan estos superordenadores para simular la composición química de las baterías de los coches con el objetivo de mejorar su rendimiento. Las compañías farmacéuticas, por otro lado, los emplean para analizar y comparar compuestos que podrían conducir a la creación de nuevos medicamentos.

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