Dicen que Ginés Vázquez del Mercado, fundador de las primeras localidades en Durango, buscaba un cerro hecho de pura plata. Fue hierro lo que encontró, pero también una tierra muy fértil.
Durango es una palabra vasca que significa “lugar de agua”. Y esta no falta, sobre todo en las zonas serranas y en Guadiana, donde nació el primer presidente de México, Guadalupe Victoria, quien heredó su apellido al nombre de la capital: Victoria de Durango.
Como era costumbre durante el Virreinato, la riqueza de un lugar se demostraba con la espectacularidad de sus iglesias. Por eso se debe visitar su catedral barroca y el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, donde descansan los restos de los curas que acompañaron a Miguel Hidalgo en la Independencia.
Los pasos de otro héroe, José Doroteo Arango, mejor conocido por todos como Francisco Villa, resuenan en la tierra que lo vio nacer en dos recintos: el primero es la Exhacienda de la Santísima Trinidad de la Labor de España, hoy Museo de la División del Norte, lugar donde el Centauro asumió el mando de la legendaria formación militar, y otro es el antiguo Palacio de Zambrano, actualmente Museo Francisco Villa de Durango, cuya suntuosidad arquitectónica le ha valido ser escenario de películas.
También se puede conocer el sitio donde nació, el 5 de junio de 1878, y pasó su infancia: la Hacienda de Río Grande, ahora La Coyotada, ubicada en el municipio de San Juan del Río, donde también hay un museo dedicado a contar la historia de un hombre que supera toda ficción.