Ruta 66
El camino de los soñadores
En el imaginario estadounidense, la carretera abierta representa la libertad, y ninguna tanto como la Ruta 66. Sus 3,862 kilómetros son el símbolo del camino de los soñadores. Más que un lugar, la llamada “carretera madre” es un destino en movimiento.
Durante su auge en el siglo XX, la Ruta 66 llegó a representar el espíritu indomable que impulsa a todo viajero, sea turista o migrante. Esta carretera empieza en la ciudad de Chicago y atraviesa impresionantes paisajes desérticos, barrancas y serranías hasta llegar al punto final de todo explorador: el mar.
Un siglo de inspiración
La Ruta 66 ha sido retratada en decenas de obras artísticas que conforman el canon de la cultura pop estadounidense. En los años 30, era transitada principalmente por campesinos en busca de tierras fértiles, tal como lo cuenta el escritor John Steinbeck en su obra maestra Las uvas de la ira. Dos décadas más tarde, la posguerra trajo a la cultura norteamericana un espíritu renovado de exploración que quedó plasmado en los escritos de la generación beat, así como en cientos de canciones, todas ellas sobre experiencias y aventuras en la carretera. En 1985, cuando se extendió el sistema de carreteras transnacionales, la Ruta 66 quedó un tanto relegada. Sin embargo, hoy en día aún se puede recorrer en auto para apreciar los lugares icónicos que siguen inspirando a todo tipo de viajeros. A continuación, algunas de sus paradas más célebres.
Cadillac Ranch, Amarillo, Texas
En este tramo del desierto, te sentirás en un Stonehenge pop: bajo el cielo abierto, en un paraje amplio, 10 Cadillacs vintage, enterrados hasta la mitad, pintados con graffitis de colores, miran al cielo. Creada por un colectivo de artistas experimentales en 1974, la instalación Cadillac Ranch está en evolución constante, ya que los visitantes pueden agregar su propio color a la obra –se dice que cada tres días se renueva por completo–. La obra refleja tanto la creatividad de los viajeros como el momento histórico del auge de la Ruta 66, cuando el acceso a la adquisición de un auto abrió nuevas posibilidades.
Chief Yellowhorse Trading Post, Lupton, Arizona
Los murales amarillos de esta tienda sobresalen entre las icónicas barrancas rojas del Desierto Pintado. La tienda, fundada por la familia Yellowhorse del pueblo navajo y ubicada sobre las tierras del mismo grupo nativo, permite a los visitantes echar un vistazo a la historia originaria de la región. Y es que los tramos de la Ruta 66 no solo son caminos para quienes están de paso, también atraviesan la historia de una cultura milenaria que precede a la ruta misma. De hecho, más de la mitad del trayecto atraviesa tierras indígenas, algunas de las cuales fueron expropiadas para la construcción de la carretera. El Trading Post te permitirá conocer más sobre este pueblo originario a través de piezas de artesanía navajo, entre ellas joyería, tejidos y artículos de piel.
Seligman, Arizona
Al llegar a este pueblo, marcado por el emblemático anuncio neón del Route 66 Motel, viajarás en el tiempo a los años 50 del siglo XX, cuando este poblado de ferrocarrileros se consideró “la cuna de la Ruta 66”. Sus calles están repletas de reliquias que evocan la estética nostálgica de la carretera, como los característicos autos antiguos y los letreros retro que evocan a la ruta en la cultura pop. Te sentirás en otra época al comer en Delgadillo’s Snow Cap, un icónico restaurante estilo drive-in. Angel Delgadillo, hermano de su fundador, Juan Delgadillo, es considerado el “ángel guardián de la Ruta 66”, debido a su compromiso con la preservación de la historia de esta carretera.
Santa Monica Pier
Ubicado en la costa, al final de las 2,448 millas de distancia desde Chicago, Santa Monica Pier sigue siendo un punto simbólico –y un sitio ideal para una última foto–, como bien señala el letrero que anuncia el final del camino. En Santa Monica se puede apreciar la arquitectura de varios hoteles y moteles estilo art déco, además de sitios como Mel’s Drive-In, que parecen estar atrapados en el momento de mayor auge de la histórica carretera. Al llegar al mar, podrás contemplar la vista soñada por muchas generaciones de viajeros: la culminación de la Ruta 66.
La experiencia de viajar por la Ruta 66 no se trata de un destino, sino de un proceso; tampoco se trata de llegar, sino de transitar. Al recorrerla, pisarás las huellas de miles de viajeros y migrantes, artistas, campesinos y soñadores, y sentirás en carne propia el viento y los paisajes que han inspirado a tantas generaciones.
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