ALMA VIAJERA

Paraísos ocultos

de Chiapas

Por: Elizabeth del Pino

Descubre las playas vírgenes de Chiapas: paisajes exuberantes, aguas cálidas, manglares y tranquilidad en una ruta por la costa.

Vuela hacia Tapachula y comienza una travesía por el litoral chiapaneco, una franja poco explorada del Pacífico mexicano que guarda verdaderos tesoros naturales. A solo unos minutos de la ciudad, playa Linda recibe a los viajeros con aguas cálidas y serenas. Sus orillas, bordeadas de vegetación tropical, son ideales para un primer contacto con el océano. Desde la arena se puede contemplar, majestuoso, el volcán Tacaná, que domina el paisaje con su silueta recortada en el horizonte.

Playa Linda es perfecta para caminatas tranquilas, observación de aves y escapadas de un día. Si quieres hospedarte aquí, puedes hacerlo en los domos de Dharma Glamping, o bien, en alguna de las casas de playa que se ofrecen en la plataforma Airbnb. Desde ahí, sigue tu camino hacia el noroeste para descubrir todo lo que esta costa tiene para ti.

Barra de San José

La carretera costera te llevará a Barra de San José, un rincón escondido entre manglares donde la biodiversidad es protagonista. Aquí habitan aves migratorias, garzas, cormoranes, e incluso cocodrilos que se asoman en los canales. La vida local gira en torno a la pesca artesanal y los pequeños embarcaderos desde donde se pueden recorrer los esteros al atardecer. En temporada, los viajeros, sobre todo los más pequeños, pueden participar en la liberación de tortugas, un espectáculo conmovedor frente al mar.

En la ruta de las playas chiapanecas se encuentra Barra San José,

un santuario entre manglares donde las aves migratorias conviven con la calma del océano.
Crédito: Shutterstock.

Boca del Cielo

La siguiente playa en este recorrido es Boca del Cielo, una joya natural que combina el encanto de una laguna costera con una barra de arena que separa el mar de las aguas interiores. Para llegar a sus playas se cruza en lancha y, una vez allí, el silencio es casi absoluto. Las palapas rústicas ofrecen comida sencilla pero deliciosa —pescado, camarones y cocos recién cortados— mientras uno se balancea en una hamaca frente al mar. Es un sitio ideal para nadar, practicar kayak o simplemente contemplar la inmensidad.

Desde Tapachula, pasando por playa Azul y Boca del Cielo, hasta llegar a Puerto Arista

la ruta costera de Chiapas enlaza selvas, esteros y playas tranquilas de increíble biodiversidad. Crédito: Shutterstock.

Barra las Cigüeñas

Esta es una de esas playas remotas y aún vírgenes. El acceso es limitado y eso la convierte en un paraíso casi privado. Su nombre proviene de las aves que anidan en la zona y que se pueden ver en vuelo al amanecer. Las playas son anchas, con arenas oscuras y suaves, perfectas para largas caminatas. Es común ver a pescadores solitarios lanzando sus redes o a niños jugando entre las olas sin turistas alrededor. Un lugar donde el tiempo parece detenerse.

Puerto Arista

Este viaje costero culmina en Puerto Arista, la playa más extensa y visitada del estado. A pesar de su popularidad, ha logrado conservar una atmósfera tranquila. Aquí, las palapas ofrecen sombra, cerveza fría y mariscos que llegan directamente del mar a la mesa. Las puestas de sol son espectaculares y desde el malecón es posible organizar excursiones a la Reserva de la Biosfera La Encrucijada, un edén de biodiversidad donde los ecosistemas se entrelazan: mar, esteros y selva donde conviven caimanes, monos aulladores y cientos de especies de aves.

Prepara tu viaje

Debes tener en cuenta que en este litoral la infraestructura turística es muy básica. No hay grandes resorts ni parques temáticos, pero sí mucha naturaleza y la posibilidad de disfrutar la playa a tus anchas.

En todo este recorrido encontrarás varias enramadas para comer mirando el mar, con una cerveza bien fría y los pies en la arena fresca. Para elegir, basta preguntarles a los locales por su lugar preferido. Olvídate de las propuestas rebuscadas y los precios excesivos, aquí la cocina es sencilla y muy generosa, con porciones para compartir. Lo más usual es encontrar pescado del día en distintas preparaciones, caldos de mariscos, cocteles como el vuelve a la vida, camarones al coco y langosta fresca a muy buen precio.

Los alojamientos más cómodos y mejor acondicionados –algunos de los cuales se anuncian en la plataforma Airbnb– están en Puerto Arista, Boca del Cielo y Tapachula. Puedes tomar estos puntos como base y planear idas y venidas a lo largo del litoral. Si tienes ánimo más explorador, en el camino también encontrarás cabañas rústicas o “centros turísticos”, como los llaman los locales.

Chiapas

nos regala atardeceres dorados que se disfrutan mejor entre amigos, con los pies en la arena y el corazón en modo viaje. Crédito: Shutterstock.

Las playas de Chiapas no solo son bellas, son auténticas. Aún lejos del turismo masivo, ofrecen la posibilidad de reconectar con la naturaleza, con la calma, y con un México profundo que late entre manglares, olas y silencio.