Houston
Su cocina Tex-Mex
Un recorrido por esta cocina inspirada en la gastronomía mexicana dejará a más de uno con un buen sabor de boca.
“Eso no es comida mexicana, es tex-mex.” Probablemente no hay mexicano que no haya pronunciado —incluso de manera un poco indignada— estas palabras al revisar un menú con fajitas, burritos y chile con carne. Sin embargo, y tras varios años de haber sido desdeñada y tildada como una falsa imitación de la gastronomía mexicana, la cocina tex-mex finalmente está deshaciéndose de su mala fama, ganando además numerosos partidarios en el proceso.
Resulta curioso notar que la cocina tex-mex es más antigua que el México independiente, pues sus orígenes se remontan a la primera mitad del siglo XVIII, cuando un grupo de 16 familias procedentes de las Islas Canarias fundó la ciudad de San Antonio en el actual territorio de Texas. Los canarios llevaron consigo a sirvientes bereberes del norte de África, quienes a su vez tenían un gran gusto por especias como el comino y el cilantro, y no pasó mucho tiempo para que, ante semejante mezcla de culturas, algo nuevo empezara a cocinarse. La cultura mexicana norteña aportó la carne de res, las tortillas de harina, el cabrito, los chiles y las salsas, mientras que la migración anglosajona supuso la llegada de ingredientes como el queso cheddar. De esta manera, la cocina tex-mex se robusteció lentamente a lo largo de los siglos, pero no fue sino hasta 1972 cuando se reconoció oficialmente como un estilo particular. En aquel año, la influyente escritora británica Diana Kennedy (autora de nueve libros sobre gastronomía mexicana) separó tajantemente la auténtica cocina mexicana de la versión americanizada que se servía en los Estados Unidos.
Y aunque Kennedy nunca usó el término tex-mex, su afirmación hizo que los estadounidenses se preguntaran qué era lo que estaban comiendo si no se trataba de comida mexicana. ¿La respuesta? Un tipo único de cocina regional que reflejaba en sí misma la historia del territorio texano y su papel como punto de encuentro de las costumbres e ingredientes del norte de México, del sur estadounidense y hasta de las Islas Canarias y Marruecos. Y si bien sus platillos más icónicos se han internacionalizado gracias a varios restaurantes de cadena como Chili’s, para sumergirse en los verdaderos sabores tex-mex no hay como Houston.
La ciudad favorita de muchos mexicanos para ir de compras es también uno de los mejores lugares para experimentar esta peculiar gastronomía, y para empezar probablemente no haya mejor sitio que Ninfa’s. Localizado a las afueras del centro de la ciudad, este restaurante ha sido toda una institución en comida tex-mex desde su apertura, en 1973, cuando Ninfa Laurenzo emprendió un pequeño negocio de tacos al carbón en su tortillería. Al hacerlo, mama Ninfa (como cariñosamente comenzó a ser conocida por los houstonianos) introdujo lo que hoy en día conocemos como fajitas al mercado estadounidense; el resto es historia. Aparte de sus originales fajitas de res y de pollo, el menú de Ninfa’s se ha expandido para incluir desde tamales hasta tacos de tortilla crujiente, y aunque ya cuenta con otra sucursal en uptown, no hay nada como la sede original de Navigation boulevard, con sus garrafas de agua fresca y sus muros cubiertos con azulejos que crean una sensación acogedora tan pronto como se entra al lugar.
Afortunadamente, la herencia de “mama Ninfa” no se detuvo ahí. En 1998 uno de sus hijos, Roland Laurenzo, decidió tomar todo lo que había aprendido de la mano de su madre y abrió su propio restaurante: El Tiempo Cantina. El éxito fue inmediato. Cada platillo se elabora desde cero utilizando recetas familiares, sus margaritas son consideradas por muchos como las mejores de Houston y su extensísimo menú lo ofrece todo: desde tacos y flautas hasta mariscos y varias opciones vegetarianas. Su popularidad ha crecido tanto, que actualmente cuenta con 11 sucursales en la zona metropolitana de Houston, y si bien todas siguen los mismos estándares de calidad y atención al cliente, la de Richmond se encuentra convenientemente cerca del distrito de museos y del parque Hermann, por lo que es una excelente opción para recargar pilas después de haber visitado el museo de Bellas Artes, La Colección Menil o la súper instagrameable Color Factory.
Finalmente, La Tapatía es otro clásico imperdible desde 1989 y su sucursal sobre Richmond complementa el tour gastronómico y de museos. De esta manera, y junto con el Centro Espacial de la NASA y la Galleria, la oferta gastronómica de la ciudad puede ser la excusa perfecta para planear un próximo viaje a Houston.
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