Fuera de Ruta

Honduras, el Caribe insospechado

Por Luza Alvarado

Arrecifes, playas vírgenes, bosques tropicales, lagunas volcánicas: esto y más te espera en el noroeste de Honduras, una región de naturaleza sorprendente.

Hay destinos perfectos para viajar en pareja o con amigos, y el noroeste de Honduras es uno de ellos, pues tiene una combinación perfecta de playa, descanso y aventuras en la naturaleza. Aquí los bosques tropicales se encuentran con los arrecifes caribeños, los platillos de orígenes multiculturales y legendarias fortalezas coloniales.  

Para llegar a esta región de ensueño solo hace falta volar a San Pedro Sula. Su pequeña ciudad puede servir de punto de partida para descubrir pequeños destinos cercanos e inolvidables. Eso sí, hay que ir bien preparado para vivir aventuras en agua y tierra, pues la biodiversidad hondureña sorprende con opciones a cada paso. 

Cusuco, joya de biodiversidad

A una hora al norte de San Pedro Sula se encuentra el Parque Nacional Cusuco, un rincón de la Sierra del Merendón cuya biodiversidad ha sorprendido a científicos de todo el mundo debido a la gran cantidad de especies endémicas, desde escarabajos y ranitas de lluvia hasta tapires, monos aulladores y el impresionante quetzal.

En este parque podrás conocer varios ecosistemas, como bosques nubosos o bosques de pino y roble, admirar cascadas como Cusuco y El Chiflón, y llegar a miradores como El Cadejo y El Gavilán, que ofrecen vistas panorámicas hacia los valles, montañas y bosques nubosos. El Gavilán es el preferido para contemplar amaneceres y atardeceres, así como para regalarse un espacio de silencio, contemplación y fotografía.

En la aldea Buenos Aires, puerta de entrada al parque, los pobladores ofrecen alojamiento ecológico, recorridos guiados y cocina casera tradicional.

La región de Tela

alberga playas vírgenes y tesoros naturales fuera del radar del turista, como el Parque Nacional Jeanette Kawas. El recorrido comienza una caminata en la selva y puede terminar en un paseo en lancha para apreciar la vida marina. Crédito: Shutterstock.

Yojoa y Pulhapanzak

En uno de los costados del Parque Nacional Cusuco se encuentra el impresionante lago volcánico Yojoa, reconocido como Humedal de Interés Mundial por la ONU. En este lago se asentó una de las civilizaciones más antiguas de Centroamérica, la cultura lenca; algunos de sus vestigios arqueológicos pueden conocerse en el Museo Comayagua y Arqueológico o en una visita al Parque Eco-Arqueológico Los Naranjos. No dejes pasar la oportunidad de pasear en kayak a través del canal y visitar las plantaciones de café. 

A tan solo 17 kilómetros del lago se encuentran las cascadas de Pulhapanzak. Te recomendamos contactar a Hondufalls, ellos te llevarán a donde nace esta joya natural y podrás darte un chapuzón en pozas de agua cristalina rodeadas de selva.

IG @hondufalls 

En el puerto de Omoa

además de visitar el Fuerte de San Fernando, que protegió este territorio de los ataques piratas, podrás remar en el estero o pasar el día tumbado en la playa. Crédito: Shutterstock.

La legendaria Omoa

A poco más de una hora de San Pedro Sula se halla el puerto caribeño de Omoa. Para defenderlo de los piratas, en el siglo XVIII se construyó el hermoso Fuerte de San Fernando de Omoa. Aquí podrás aprender sobre la cultura local y la historia de la región mientras recorres sus murallas y cañones. 

A pocos minutos del fuerte se encuentra El Estero, un restaurante de cocina hondureña con vista al mar. El nombre del restaurante se debe precisamente al estero de Omoa, un área protegida. No pierdas la oportunidad de practicar kayak en sus manglares, donde florece la vida silvestre.

Si decides pasar el día tumbado en la arena dorada de la playa de Omoa, podrás probar los platillos del mar que ofrecen las enramadas a pie de playa: mariscos frescos, cocteles o sopa de caracol. 

El Caribe hondureño

no se limita a playas azul turquesa con arena blanca, sino que también es una región rica en influencias culturales y una biodiversidad que va del bosque de lluvia a mágicos arrecifes, pasando por esteros y valles. Crédito: Shutterstock.

Tela y sus tradiciones

A dos horas de San Pedro Sula se encuentra este destino costero que alberga, además de hermosas playas vírgenes, dos tesoros naturales fuera del radar del turismo masivo. El primero es el Parque Nacional Jeannette Kawas, con la península de Punta Sal de un lado, y del otro, la laguna de Los Micos-Quemada, ambas están separadas únicamente por un brazo de arena blanca sobre la que se han instalado pequeñas champas (enramadas) que ofrecen sombra y platillos del mar. Aquí el paseo comienza por una caminata a través de la selva tropical y termina en una playa vírgen. 

Si ya probaste los platillos típicos de los catrachos (gentilicio coloquial de los hondureños), como el machucao y las baleadas, en Tela podrás descubrir los sabores afroantillanos de los garífuna, una comunidad afrocaribeña, a través de platillos como el hudutu, pescado con coco, y el tapado, una exquisita sopa de mariscos.

Una gran opción para organizar los tours en esta zona es la agencia Garífuna Tours, quienes también pueden llevarte a vivir una experiencia con las comunidades garífunas o garinagu, cuya danza, lengua y música son considerados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. 

garifunatours.com

Si buscas un viaje inolvidable en pareja o una aventura natural con amigos, lejos de los destinos convencionales, vuela a San Pedro Sula, un rincón insospechado del Caribe hondureño.

Vuela a San Pedro Sula
con Volaris

Volaris opera vuelos a San Pedro de Sula desde: San Salvador, Miami y Los Ángeles.

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