INNOVACIÓN

Diamantes de laboratorio

En busca de una joyería más ética

Por: Jaime Polanco

Una de las piedras preciosas más codiciadas en el planeta también tiene una historia muy oscura. Te contamos cómo algunos laboratorios están desarrollando opciones más éticas.

En 1477, el archiduque Maximiliano de Austria recurrió a un diamante para pedirle matrimonio a María de Borgoña. Desde entonces, la tradición de regalar diamantes se ha asociado al matrimonio pues se espera que este, como la piedra preciosa, dure para siempre. 

Desafortunadamente, la minería de diamantes ha estado relacionada con violaciones de los derechos humanos, especialmente en África, donde durante años los diamantes financiaron conflictos armados. Por otra parte, a medida que crece la concientización sobre el cambio climático, también lo hace la preocupación por el impacto negativo de la minería del diamante, que genera un fuerte impacto ambiental. 

En este contexto y con la finalidad de que existan diamantes más éticos, han surgido los diamantes de laboratorio. 

Los diamantes de laboratorio

son prácticamente indistinguibles de los diamantes de extracción, salvo por las iniciales “LG” que se colocan a los primeros para diferenciarlos. Crédito: Shutterstock.

Los diamantes de laboratorio se elaboran mediante una tecnología que recrea las condiciones de presión y temperatura que los diamantes naturales experimentan en el subsuelo. Para ello, se utiliza un pequeño fragmento de diamante en una cámara sellada que se calienta a temperaturas similares a las de la superficie del sol. Luego, se añaden gases que contribuyen a la formación de capas de diamante alrededor de ese fragmento inicial.

Este método permite producir diamantes con las mismas propiedades que los naturales, haciéndolos casi indistinguibles a simple vista. La única diferencia es un sello “LG”, grabado en la base de los diamantes de laboratorio, que sirve para distinguirlos de los extraídos.

Aunque los diamantes de laboratorio se consideran generalmente más respetuosos con el ambiente, un informe de 2019 sugirió que producir un quilate de estos puede liberar hasta tres veces más gases de efecto invernadero que uno extraído. Otras fuentes insisten en que la minería sigue generando empleos y aportes económicos significativos en algunos países.

En la búsqueda

por generar condiciones más éticas surgen los diamantes de laboratorio, cuya producción replica las condiciones físicas presentes en la formación de los diamantes de extracción. Crédito: Shutterstock.

¿Hay un diamante mejor que otro? La elección depende de las prioridades: quienes priorizan la sostenibilidad y la ética tienden a preferir los diamantes de laboratorio, mientras que quienes valoran la autenticidad suelen optar por los extraídos. Al final, si lo pensamos, un diamante no es más que un pedazo de carbón.

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