PERMISO PARA ATERRIZAR

Colima

Tres rutas imperdibles

Por Luza Alvarado

Colima es un pequeño estado lleno de sorpresas para toda la familia: manantiales, volcanes, lagunas, salinas ancestrales, playas y sabores que te van a enamorar esta temporada.

Hay destinos que conservan un encanto muy particular y que aún ofrecen experiencias accesibles y nada pretenciosas. Colima es uno de ellos. Sus paisajes han sido modelados por los volcanes y las montañas, pues gracias a sus minerales y al agua que captan se forman ríos y estuarios llenos de vida. Aquí te presentamos tres rutas para descubrir Colima esta temporada. Las tres parten de la ciudad de Colima, pues es este territorio tan pequeño como biodiverso, todo está muy cerca.

Durante el mes de abril

Puedes vivir la experiencia salinera en Cuyutlán, donde los artesanos producen una de las mejores sales del mundo. Crédito: Cortesía Colima Sabe.

La ruta del agua

A 20 minutos de la capital del estado se encuentra Coquimatlán, un municipio pequeño donde el río Armería se ramifica en arroyos de agua cristalina. De caudal muy tranquilo, muchos son verdaderos manantiales que nacen en los cerros circundantes. Los habitantes han acondicionado el paso de algunos arroyos para crear pozas de agua muy fresca en donde pueden nadar chicos y grandes, rodeados de árboles nativos, palmeras y flores. 

La llamada Ruta del Agua agrupadiversos balnearios en torno a la cabecera municipal de Coquimatlán: Piedra Cueteada, Las Peñitas, Los Parajes, El Pocito de la Esperanza, entre muchos otros. Es fácil localizarlos en Google Maps. 

Uno de los más conocidos es Los Amiales, con varias enramadas a orilla del río para comer antojitos y, en temporada, los famosos chacales, que son langostinos de agua dulce. Muy cerca de ahí está Piedra Acampanada, con jardines de árboles frutales, palapas para hacer picnic, hamacas junto al río, columpios para lanzarse al agua y hasta una pequeña tirolesa. Aquí se encuentra un restaurante donde la señora Antonia te sirve delicias regionales.

En los manantiales de Coquimatlán

a 20 minutos de la capital de Colima, podrás bañarte en arroyos de agua cristalina y probar delicias locales, como los chacales a la diabla. Crédito: Cortesía Colima Sabe.

Póksika, en el ejido de Jala, es uno de los más lindos y respetuosos con el ecosistema. Su palapa junto al río es un restaurante que ofrece platillos como el clásico ceviche colimense, aguas de frutas frescas y antojitos. Aquí las pozas son muy poco profundas, ideales para los pequeños, y en sus jardines se puede correr, jugar a la pelota o simplemente descansar bajo la sombra de algún árbol. 

IG: @poksika_

Algo que tienen en común estos balnearios es que se trata de emprendimientos de familias locales que buscan compartir con los viajeros sus tesoros locales. Su infraestructura es sencilla para evitar construcciones que dañen tanto el entorno como los mantos acuíferos. 

Las calles empedradas del Pueblo Mágico de Comala

bajo la mirada del volcán de Fuego, huelen a pan y café, productos orgullosamente locales. Crédito: Sectur Colima/Hernando Rivera.

La ruta de la sal

Es común escuchar de la sal del Himalaya o incluso de la sal francesa de Camarga; sin embargo, en Colima se produce una de las mejores sales comestibles del mundo que, además, se extrae artesanalmente desde la época prehispánica.  

Antiguamente había varias salineras en la costa de Colima, pero las únicas que siguen en actividad son las que están en la laguna de Cuyutlán, a 50 minutos de la capital del estado. 

En uno de los extremos del pueblo de Cuyutlán se encuentra el Museo de la Sal, dentro de una de las antiguas bodegas de sal, algunas construidas hace más de 100 años con troncos resistentes a la humedad y la salinidad. Este pequeño museo comunitario cuenta algunos datos interesantes del pueblo y tiene un par de maquetas que explican el proceso antiguo y actual de recolección de sal. Sin embargo, si quieres vivir esta experiencia en vivo y a todo color, hay que hacerlo durante el tiempo de zafra, que va desde fines de febrero hasta inicios de mayo.

La laguna volcánica La María

a 20 minutos de Comala, es un remanso de tranquilidad, perfecto para una caminata por la mañana. Crédito: Sectur Colima/Hernando Rivera.

La temporada de producción de sal (zafra) ocurre cuando baja el nivel de esta parte de la laguna, lo que permite a los salineros extraer el agua salobre del subsuelo y secarla al sol en pequeñas parcelas llamadas eras. Al cabo de varios “soles” o jornadas de evaporación, solo quedan los cristales de esta sal fina y nutritiva, que no necesita ningún otro proceso, más que ser empacada. A diferencia de la sal comercial, la de Colima tiene 30% menos sodio y es rica en minerales, como calcio, hierro, magnesio y oligoelementos.

Sal Real de Colima ofrece una experiencia de tres horas que incluye una visita al manglar, y la recolección de sal en las salineras (salrealdecolima.com/tour). Por su parte, el chef Nico Mejía, a través de Colima Sabe, ofrece una experiencia que comienza en el pueblo de Cuyutlán, sigue hacia las salineras, donde se conoce el proceso de extracción con los artesanos, luego continúa con una cata de sal y una degustación de platillos locales mientras cae la tarde, en un paisaje que te robará el aliento.  

IG @colimasabe

Entre las propuestas gastronómicas de Colima

está Komunal, con una cocina de vanguardia apegada a la temporalidad que honra los ingredientes locales. Crédito: Cortesía Komunal.

La ruta del volcán

El volcán de Fuego es parte de la identidad de Colima desde la antigüedad. Aún está activo y su cumbre es de muy difícil acceso, pero no hace falta llegar al cráter para disfrutar sus dones, pues están muy presentes en los pueblos cercanos.

La primera parada de esta ruta es Comala, a 30 minutos del centro de la capital. Cuando llegues, verás que lo único que Juan Rulfo tomó de este lugar para escribir Pedro Páramo fue el nombre de pueblo, ya que Comala y sus alrededores son un dechado de vida y fertilidad, con enormes parotas y ceibas, ríos, arroyos y huertas que dan frutos todo el año. 

Comala es un pueblo famoso por sus panaderías, sus lácteos y su café, que se da en las barrancas y laderas del volcán. Para probarlos, solo tienes que caminar un poco por las calles empedradas del pueblo. Si quieres un desayuno contundente, ve a Los Portales, en el pueblo de Suchitlán, donde preparan delicias colimotas como el tatemado, el chile relleno, los chilaquiles colimotes, todo con tortillas hechas a mano. O bien, detente en alguna de las cocinas locales en el poblado de La Nogalera. 

El siguiente punto del recorrido es la laguna volcánica La María, una antigua caldera que está rodeada de árboles y calma. Durante todo el trayecto verás al volcán en todo su esplendor y no te cansarás de tomar fotos. Una vez en la laguna, podrás hacer una caminata, tomar fotos, observar aves,  remar en bote o tabla de remo, o simplemente disfrutar la calma.

Manantiales de agua cristalina

Los arroyos que nacen en los cerros de Coquimatlán forman pozas naturales ideales para refrescarse en plena naturaleza.

Para reponer fuerzas, disfruta un surtido de botanas en los restaurantes de los portales de Comala, o bien, ve a El Remate, donde el cocinero tradicional Noé Hernández te consentirá con porciones generosas de platillos locales como menguiche, chiclayo, sopitos, pepena, o la deliciosa costilla en salsa, todo acompañado de un buen ponche de granada o un agua de maracuyá. 

Para terminar tu ruta, puedes hacer una parada en Nogueras, un pueblo que surgió después de que la hacienda azucarera del mismo nombre se fragmentara. La antigua casa grande alberga hoy el Museo Regional, que expone una colección de piezas prehispánicas, junto con algunas obras del artista gráfico Alejandro Rangel Hidalgo.

Ya de vuelta en Colima, te recomendamos pasar por Puerto Café, una barra de especialidad en avenida de La Paz donde puedes probar los mejores granos de café que crecen en las faldas del volcán de Fuego y son tostados por expertos. También venden sus cafés empacados, en grano o molidos, para llevar a casa. IG: @puertocafe_cafe

Para cenar, no te pierdas la oferta de antojitos del restaurante Santa María (IG @santamariacolima). Otra opción relajada y con buena música son las hamburguesas de Fisgón (IG @fisgonburger), dentro del jardín de la Cervecería de Colima. Y si quieres algo más especial, no dejes de probar el menú de Komunal (IG: @komunal.rest), con una propuesta más íntima y de vanguardia pero bien arraigada en el terruño colimote.

El Volcán de Colima

es un gigante activo que no sólo da forma al territorio, sino que también enriquece el suelo, permitiendo la fertilidad de los valles y huertas a su alrededor.

Esta Semana Santa y todo el año, regálate unas vacaciones familiares en Colima, que por ser un estado muy diverso, rico en naturaleza y fuera del radar de las multitudes, aún te ofrece opciones accesibles, sencillas y divertidas para toda la familia. 

Vuela a Colima

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