A LA CARTA

Charanda

el destilado de tierra roja

Por: Laura Micaham

Entre tierra rojiza, volcanes activos y una tradición centenaria de destilación, Michoacán resguarda uno de los secretos mejor guardados de la cultura mexicana: la charanda.

Michoacán es un estado reconocido a nivel mundial por sus joyas turísticas y gastronómicas. Cientos de personas lo visitan cada año para probar las carnitas de Quiroga, maravillarse con la migración de la mariposa monarca y conocer las tradiciones culinarias heredadas por generaciones. Y la destilación de bebidas no es la excepción: un arte que se enriquece con la biodiversidad del estado y el trabajo de conservación de recetas centenarias. No por nada, Michoacán es el único estado de México con tres denominaciones de origen (DO) protegidas para bebidas alcohólicas: mezcal, tequila y charanda.

El espíritu de la caña

Aunque poco conocida, la charanda es un destilado de caña con gran arraigo en la región. Su DO, otorgada en 2003, abarca solo 16 de los 113 municipios michoacanos, lo que la convierte en la denominación más pequeña del país. Los aguardientes y rones que se producen en esta tierra volcánica, con cañas cultivadas entre los 1,200 y 3,000 metros sobre el nivel del mar y agua de manantial del río Cupatitzio, son también conocidos como charandas.

El nombre proviene del purépecha y significa “tierra rojiza”, en referencia al cerro La Charanda, ubicado en Uruapan. Esta zona se caracteriza por su actividad agrícola y su geografía volcánica, donde se encuentran los volcanes Paricutín y Jorullo, parte del Eje Volcánico Transversal.

La caña de azúcar llegó a Michoacán en 1544, y desde entonces se conserva la tradición de fermentar y destilar aguardientes. Sin embargo, la expansión de otros cultivos como aguacate y berries ha reducido las vinatas tradicionales. Hoy, solo tres marcas continúan produciendo charanda de forma consistente.

Michoacán

es el único estado de México con tres denominaciones de origen (DO) protegidas para bebidas alcohólicas: mezcal, tequila y charanda, un destilado de caña de azúcar. Crédito: Shutterstock.

Casa Tarasco: cinco generaciones de historia

Aunque ya existía actividad destiladora en el siglo XVIII, fue a inicios del siglo XX cuando se consolidó la producción formal. En 1907, don José Cleofas Murguía Liera fundó la marca Uruapan, cambiando del mezcal a la destilación de caña, motivado por la abundancia del insumo y su creciente demanda. Desde entonces, la marca ha operado ininterrumpidamente por cinco generaciones familiares.

Una historia particular de esta casa es la de Cleotilde T. de Murguía, bisabuela de Miriam Pacheco, la actual directora. En los años cuarenta, Cleotilde comenzó a firmar cada botella a mano cuando su esposo ya no podía encargarse del negocio. Fue una mujer pionera, cercana al general Lázaro Cárdenas y considerada una de las primeras feministas de su generación.

La región de Uruapan ock.

es cuna de tradiciones, gastronomía, manantiales y una bebida con mucha identidad, la charanda, un elixir de caña presente en las festividades. Crédito: Shutterstock

La mujer de la Charanda

Miriam Pacheco, bisnieta de Cleotilde, es la directora general de Charanda Uruapan. Después de 18 años de trabajo en la empresa familiar, lidera iniciativas para revitalizar el destilado, tanto en el ámbito local como internacional. Además de representar a los productores, organiza desde hace siete años el Festival de la Charanda en Uruapan, con apoyo de las autoridades turísticas del estado.

Su trabajo no solo es organizativo: también ha desarrollado nuevas líneas de producto que conectan con las raíces culturales de Michoacán. Una de ellas es Sol Tarasco, una charanda blanca y añeja, infusionada con hongos comestibles, en homenaje a las prácticas medicinales y místicas de los pueblos originarios. “En Michoacán llueve seis meses al año y los hongos forman parte fundamental de la cocina y las tradiciones locales”, explica Miriam.

También es autora de la charanda blanca herbal, elaborada con epazote, cedrón y limón, destilada en alambiques filipinos. La botella lleva impresa la firma original de Cleotilde, como símbolo del legado familiar.

Casa Tarasco

es una destiladora con cinco generaciones de historia. Su legado vive en la Charanda Uruapan y en novedosas variedades infusionadas con hongos comestibles y hierbas como cedrón.
Crédito: Cortesía Casa Tarasco.

Destilados con raíz

En medio del auge del mezcal y el tequila, la charanda se abre paso como un destilado con identidad propia que honra sus ingredientes y protege prácticas artesanales de antaño. Su historia no solo se cuenta en alambiques centenarios, sino en cada botella que busca preservar la biodiversidad y el conocimiento local.

La próxima vez que visites Michoacán o que te acerques a una barra de destilados mexicanos, pregunta por la charanda, el elixir de tierra rojiza. Puede que en su sabor encuentres algo más que una bebida: una tradición viva que fermenta el futuro.

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